Desde su lanzamiento en octubre de 2021, el billete de 50 pesos mexicanos se ha convertido en mucho más que una pieza de papel moneda: es un símbolo cultural, una obra de arte y, para millones de personas, un pequeño tesoro que merece ser guardado. Su diseño, que combina historia, biodiversidad y estética, ha generado un fenómeno sin precedentes en el país.
Según una encuesta reciente del Banco de México, cerca de 10 millones de mexicanos prefieren conservar este billete en lugar de gastarlo. ¿La razón? Simplemente porque “está bonito”. Y sí, todo gira en torno al ajolote, ese anfibio endémico de Xochimilco que aparece en el reverso del billete, acompañado por el ecosistema lacustre y el maíz, elementos profundamente arraigados en la identidad mexicana.

En el anverso, el billete rinde homenaje al México Antiguo, con una representación del monolito Teocalli de la Guerra Sagrada y una vista de Tenochtitlán, inspirada en el mural de Diego Rivera. Esta fusión de arte prehispánico y naturaleza viva ha sido tan bien recibida que, en 2022, el billete fue nombrado el más bonito del mundo por la International Bank Note Society, superando a candidatos de países como Santo Tomé y Príncipe, Costa Rica y Reino Unido2.
💸 Un billete que se colecciona, no se gasta
El fenómeno ha sido tan generalizado que se estima que al menos 12.5 millones de pesos están fuera de circulación, guardados en álbumes, cajones o carteras como si fueran estampas de colección3. De los encuestados por Banxico, el 68% posee entre uno y cinco ejemplares, y un 23% prefiere guardarlos, mientras que un 4% los colecciona activamente.
Incluso ha surgido un mercado paralelo en plataformas como Mercado Libre, donde algunos billetes con errores de impresión, series especiales o palíndromas se ofertan por precios que van desde los 350,000 pesos hasta 1.5 millones4. Aunque no hay garantía de que se vendan a esos precios, el interés por conservarlos sigue creciendo.
🧠 ¿Moda pasajera o nueva forma de ahorro?
Más allá del coleccionismo, este comportamiento revela una transformación en la relación de los mexicanos con el dinero físico. En una era dominada por pagos digitales, este billete ha logrado lo impensable: volverse más valioso por su significado simbólico que por su denominación. Para muchos, representa una forma de preservar la cultura, regalar algo especial o simplemente tener un pedacito de México en el bolsillo.
Y aunque en 2022 circularon rumores de que Banxico suspendería su impresión, la institución desmintió esta información. De hecho, se estima que se seguirán imprimiendo millones de ejemplares como parte activa de la familia